Los más tristes monigotes de este sistema escupen dinero y exigen represión. Revuelven la mugre del fondo del estanque para que creamos que sus aguas son profundas. El único delito es la propiedad privada, dice una vieja máxima anarquista. ¿De qué sirven tantos años de desarrollo de pensamiento humano, de tanta valentía y lucidez si enormes cantidades de personas se sienten representados por los graznidos paranoicos y esquizos de la carroña mediática? No tiremos pálidas, hay que buscar líneas de fuga, escapar de la gigante y represora mediocridad, devenir risa, piedra, romper, desautomatizar. Como dijo Perlongher, en el medio de tanta insensatez la salida más elegante es el humor. Así la cosa nos metemos en la radio para escuchar una reseña de cine de terror, un radioteatro, música, noticias inservibles, y una entrevista y acústicos de MUJERCITAS TERROR. Imperdible, haga rizoma con nosotros y olvídese de los árboles podridos y sus frutos rancios.
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