He visto, durante toda mi vida, sin una sola excepción, a los hombres de hombros estrechos realizar numerosos actos estúpidos, embrutecer a sus semejantes, y pervertir a las almas por todos los medios. A los motivos de su acción le llaman: la gloria. Viendo esos espectáculos, he querido reír como los demás; pero eso, extraña imitación, era imposible. Tomé un cuchillo cuya hoja tenía un filo acerado y me sajé la carne en los sitios donde se unen los labios. Por un instante creí haber conseguido mi objeto. Contemplé en un espejo la boca maltratada por mi propia voluntad. ¡Fue un error! La sangre que brotaba abundante de las dos heridas pedían, por otra parte, distinguir si en verdad era la a de los otros. Pero después de unos instantes de comparación, vi bien que mi risa no se parecía a la de los humanos, es decir, que yo no reía.
Conde de Lautréamont
HACÉ LO QUE QUIERAS 8 fue un atropello. Cristián por teléfono desde su casa, en reposo, víctima del patoteo de sus contrincantes políticos. El Bebé Policía sorprendido por la sagacidad de sus colegas del Brasil, quienes encuestan a “delincuentes” para saber cómo realizar casas o vestimenta anti delincuentes. Walter leyó, a voz en cuello, el tristísimo poema de un niño de primaria titulado “VOS SOS BIENVENIDO”. Edu declaró, con orgullo, que ve a Harry Potter desde la primera película, en el cine. Nilda pronosticó lluvias. Y eso es todo. Bueno en realidad hay más, pero tendrá que escuchar el programa para enterarse (sí, esa última línea es un treta de marketing muy básica pero confiamos que sirva para despertar un pequeño interés en usted. Pequeño, minúsculo, suficiente para hacer clic en el PLAY del reproductor y escucharnos)